Los grandes dorsales que el fútbol retiró.

Retirar un dorsal es un homenaje habitual en otros deportes, pero que no acostumbra verse en el mundo del fútbol. Sin embargo, hay jugadores del deporte rey que alcanzaron tal dimensión en sus clubes o selecciones que han conseguido que sus dorsales sean retirados.


Las grandes ligas estadounidenses, desde la NBA (baloncesto) hasta la MLB (béisbol) pasando por NHL (hockey) y, por supuesto, la NFL (fútbol americano), generaron para siempre sus propias doctrinas y premisas deportivas. Ideologías que no entienden el empate (en los deportes americanos siempre debe haber ganador y perdedor), que requieren largas horas de competitividad-entretenimiento (la duración media de sus deportes principales es superior a la europea) y que definen su modo de vida con ‘tailgate party’ (fiesta previa en los estacionamientos) o largas horas sobre el sofá con fast-food and beer. Pero su idiosincrasia también tiene aspectos mucho más románticos, que apremian a sus grandes deportistas y que vanaglorian a quienes les hicieron disfrutar cada fin de semana durante años. Su premiado galardón es una camiseta y un dorsal, siendo retirados aquellos que representan la imagen de iconos y leyendas que merecen un respeto eterno. 


Un gesto que el resto del planeta deportivo no tardó en clonar y que el fútbol proyectó desde los años 90, donde el formato de dorsales en competiciones oficiales no quedó cerrado bajo un orden pre-establecido (hasta entonces, los titulares debían ser enumerados del 1 al 11, al igual que los suplentes). Desde esa actualización, numerosos clubes e instituciones de todo el mundo han querido rendir su merecido homenaje a jugadores representativos, que ven confirmados sus grandes esfuerzos y su eterna dedicación a un sentimiento. Una decisión que evitará que cualquier otro jugador porte esa camiseta y ese dorsal, por lo que el icono nunca será olvidado y pasará a la historia de oro del club. Un retiro, un gol, un partido clave, una capitanía o, por desgracia, un fallecimiento, son los principales motivos que el fútbol ha encontrado para rendir admiración perpetua a sus propios ídolos.


Siendo una medida tomada por el deporte yankee, Estados Unidos también extrapoló sus doctrinas al fútbol, teniendo dos únicos casos en su actual MLS. El más histórico es el de Pelé, cuyo mítico 10 fue retirado tras jugar tres campañas en la afamada NASL con el New York Cosmos, donde se retiró tras ganar una Liga Estadounidense. A nivel de mito nacional, Los Ángeles Galaxy hicieron lo propio con el primer gran crack de su fútbol, el ex internacional Cobi Jones, cuyo dorsal 13 pasó a los anales del club californiano después de militar allí once temporadas como el jugador que más partidos ha disputado y que más títulos ha cosechado (cinco Ligas y una Copa de Campeones de la Concacaf). Sin salir del continente americano, en Brasil, destaca Romario, que vio como Vasco de Gama retiraba su 11 tras jugar allí ocho campañas (repartidas en cuatro etapas) y retirándose como segundo máximo goleador en la historia del equipo cruzmaltino (con 324 goles), además de haber marcado allí su tanto número mil.
En Europa, ha sido Italia quien más se ha encariñado con estos gestos que reivindican la grandeza de sus estrellas. Desde el 10 de Roberto Baggio en el Brescia (se retiró allí), el 11 de Riva en Cagliari (trece temporadas y una Liga histórica) y el 3 de Facchetti en el Inter de Milan (jugó diecisiete campañas en Meazza ganando cuatro Ligas, una Coppa, dos Copas de Europa y dos Copas Intercontinentales), hasta el 7 de Pessotto en la Juventus(once cursos como bianconero ganando todos los torneos posibles y saliendo adelante pese a un intento de suicidio), el 10 de Maradona en Nápoles (ganando Liga, Coppa, Supercoppa y una Copa de la UEFA), el 6 de Aldair en Roma (tras trece cursos) y, desde luego, el 3 y el 6 de Baresi y Maldini en el Milan (dos jugadores que por partidos disputados y títulos logrados, son únicos en la historia de San Siro).
Otros iconos como el 10 de Mágico González en el Club Deportivo FAS de El Salvador (con el que ganó la única Champions de la CONCACAF del club), el 6 de Bobby Moore en el West Ham, el 14 de Cruyff en el Ajax o el 10 de Puskas en el Honved, también han recibido su merecido homenaje. Allí se ‘colaron’ leyendas nacionales más actuales como el 25 de Zola en el Chelsea, el 8 de Poborsky en el Dynamo Ceske Budejovice o el 17 deLarsson en el Helsingborgs.

Los casos más dolorosos y de difícil comprensión se corresponden con aquellos jugadores que fallecieron sobre el terreno de juego, defendiendo los colores de sus clubes y buscando una victoria que jamás llegaron a culminar. Jason Mayele, Mero Vittorio, Marc-Vivien Foé, Miklós Fehér, Jones Ray, François Sterchele, David di Tommaso, Antonio Puerta y Besian Idrizaj, representan dorsales que sus clubes decidieron retirar a título póstumo en condiciones dramáticas. 
Existen curiosidades pues la FIFA, que distribuye los dorsales en sus torneos oficiales, no permite que en sus competiciones se lleven a cabo estas medidas federativas a nivel nacional. Por ello, Bobby Moore (capitán de la Inglaterra campeona del mundo en 1966), Maradona (mito absoluto en Argentina) y Foé (emblema de garra en Camerún), ven como sus dorsales retirados son pese a todo, atribuidos a otros compañeros en estas citas de primer nivel. Es más, varios clubes se han visto obligados a volver a emitir números retirados de las competiciones de clubes continentales debido a las reglas de numeración de la confederación continental. Por ejemplo, la CAF y la CONMEBOL tienen normas para este tipo de casos en sus competiciones de clubes, pero la CONCACAF no. Eso llevó a algunos clubes a volver a emitir sus números retirados para casos especiales pues, la confederación sudamericana obliga a que sus camisetas deben estar numeradas (1-25) en las competiciones de clubes continentales (Copa Libertadores o Copa Sudamericana).
Una tremenda falta de ética, moral y romanticismo futbolístico, que vuelve a dejar en evidencia al sector más comercial de un deporte que supo leer las doctrinas llegadas de USA. El dorsal del fútbol, el de todos, el de quienes lo amamos, nunca morirá…